viernes, 28 de agosto de 2015

El don de una espiritualidad mariana y misionera




Cuando Monseñor Jorge Bergoglio era obispo auxiliar y después arzobispo de Buenos Aires, cada 24 del mes hacía una escapada hasta la Basílica de María Auxiliadora para “saludar a la Madre Auxiliadora” y platicar un poco con la Virgen.

Asistía en horas en que no había files, subía a la capilla superior de esta magnífica iglesia, se arrodillaba en un banco escondido por una columna y ahí, a los pies de la estatua bendecida por Don Bosco, rezaba largamente. «Tiene un afecto especial por la Auxiliadora» prosigue el párroco «y también por la cercana capilla de san Antonio», donde en 1908, gracias al salesiano Lorenzo Massa, nacía el que hoy es el equipo de futbol San Lorenzo de Almagro, del que el Papa es socio y aficionado. Fue el mismo Bergoglio quien en la celebración del centenario del equipo y del club pidió a las autoridades no sacar jamás a la Auxiliadora de la institución, cuyos colores, rojo y azul, se inspiraron en el manto y vestido de la Virgen. Es perfectamente natural que en su viaje a Turín el Papa se detenga en la Basílica de María Auxiliadora.


Ha deseado fuertemente este viaje, para expresar su devoción por María Auxiliadora y por Don Bosco. Dirigiéndose a los miembros del Capítulo General XXVII dijo: «La evangelización de los jóvenes es la misión que el Espíritu Santo les ha confiado en la Iglesia. La experiencia de Don Bosco y de su Sistema Preventivo les sostenga siempre en el compromiso de vivir con los jóvenes. La presencia en medio de ellos se distinga por aquella ternura que Don Bosco ha llamado amorevolezza, experimentando también nuevos lenguajes, pero sabiendo bien que el del corazón es el lenguaje fundamental para acerarse y volverse sus amigos.

El bicentenario del nacimiento de Don Bosco es un momento propicio para reproponer el carisma de su Fundador. Nunca ha faltado la ayuda de María Auxiliadora en la vida de la Congregación, y ciertamente no hará que falte en el futuro». Estas palabras del Papa, que nos permiten percibir su profundo conocimiento del carisma salesiano, su sincero aprecio y su personal devoción a María Auxiliadora, deben ser para nosotros un verdadero estímulo para crecer en fidelidad al Papa y en auténtica devoción mariana.

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Ángel Fernández Artime. Rector Mayor


fuente: extractado del boletín salesiano español,junio 2015

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