viernes, 30 de octubre de 2015

Los del otro lado



Por: JOSAN MONTULL
fuente: www.salesianos.es

Nuestros amigos llevan ya mucho tiempo en el otro lado. Sabemos poco de ellos, han hecho de la discreción todo un estilo de vida.

Trabajan calladamente desde la dureza del día a día y son capaces de mantener la ilusión a pesar de las mil tragedias que les rodean. Son sembradores de esperanza y testigos de misericordia en lugares en los que impera la violencia y el horror.

Mientras en nuestras latitudes hay administradores de lo público que se enfrentan en el púlpito de los medios, eximiendo reivindicaciones políticas a la vez que ocultan sin sonrojo sus corruptelas y ganancias; mientras actores mediocres se afanan en escandalizar en las redes con tuits maleducados y soeces; mientras a nuestras playas se acercan rostros famélicos huyendo del miedo y reflejando la angustia…mientras todo esto ocurre nuestros amigos siguen allí, al otro lado. Siguen abrazando a los que se quedan, a los que no tienen fuerzas ni posibilidades para huir. Siguen curando, consolando, construyendo, educando, abrazando y regalando la vida a girones, dejándosela entre los más pobres.


Hace años decidieron que se iban, que cogían el montante de su historia para ser, desde una fe en Dios y en el hombre extraordinarias, embajadores de la ternura en rincones del mundo despedazados por el odio.

Y hoy siguen allí, combatiendo el hambre, el dolor y la miseria. Con sus palabras y sus vidas, hacen sonrojar a un primer mundo enriquecido gracias a la ruina de los de ese lado. Si uno cae, como tantos en sus pueblos, víctima de las balas o las torturas, otro llega a ocupar su lugar.

Viven en Siria, Libia, Irak, Líbano, Nigeria, República Centroafricana…en ese lado cuyos nombres estremecen al ser pronunciados.

Benditos misioneros y misioneras. Son el testimonio transparente que en este mundo nuestro los pobres de todos los credos y religiones tienen valedores que creen en su dignidad y caminan junto a ellos, compartiendo el dolor y la esperanza a la sombra de la cruz.

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